miércoles, 24 de abril de 2013

La Tailandia más desconocida


Una ruta visitando un campo de adiestramiento de elefantes, algunos de los templos budistas más impresionantes del país y haciendo un crucero por el Mekong para llegar a Laos.

El norte de Tailandia es una experiencia completamente diferente. Posee un magnetismo fuera de lo común, con sus montañas, sus suaves colinas selváticas, sus pintorescas tribus y una espiritualidad que se refleja en cada rincón a través de los más numerosos templos construidos por una magnífica civilización. Es la tierra de la cultura Lanna, de los campos de arroz, de los pueblos artesanos, de una cultura diferente cuyo patrimonio abarca la arquitectura, la gastronomía, la mezcolanza racial y las distintas formas de vida que han convivido allí desde el siglo XIV. 
TailandiaSi Chiang Mai, la ciudad más grande del norte y la capital de la provincia del mismo nombre, vibra cada día gracias a su ambiente cultural, sus festivales, su vida universitaria, su popularmercado nocturno y sus flamantes hoteles y restaurantes; Chiang Rai es la puerta al Triángulo de Oro, a la Tailandia rural y a la naturaleza en estado puro. 

El mejor punto de partida es Chiang Mai, que cuenta con más de 300 templos budistas, aunque el imprescindible es el Wat Doi Suthep, porque es el centro espiritual más importante del lugar, por su estupa en pan de oro y también porque esta construcción que data de 1383 se levanta en la cima de una colina, a mil metros de altura, desde donde se contemplan unas espléndidas vistas de la zona. Cuentan que el emplazamiento no fue seleccionado a ojo, sino que sus constructores lo eligieron colocando una reliquia de Buddha sobre un elefante y dejándolo vagar hasta que llegó a este lugar donde hizo sonar la trompa. Y, sin duda, resultó un acierto. Si se quiere seguir conociendo templos, también son interesantes el de Wat Chiang Man, el más antiguo de Chiang Mai; el de Wat Phra Singh, dentro de las murallas de la ciudad, o el de Wat Chedi Luang, que cuenta con gran estupa. 
Tailandia
Después de hacer una visita al poblado de la tribu de los Meo Doi Pui para observar las costumbres y formas de vida tradicional, y visitar el Parque Natural del Elefante, un santuario al norte de Chiang Mai, donde los elefantes salvajes viven en grupos pequeños y aislados, hay que subirse a una barca para navegar por el río Kok, afluente del Mekong, y llegar hasta el poblado donde se encuentra la conocida tribu de las Mujeres Jirafa, famosa por la serie de anillos enroscados a sus cuellos. 

Tailandia
Atravesando magníficos parajes selváticos se llega a Chiang Rai, la provincia más al norte del país, una tierra de gran belleza natural en la que visitar tribus en las montañas remotas que viven en casas de bambú para sumergirse en la cultura indígena, avistar fauna exótica, y echar un vistazo al Triángulo de Oro, desde donde se divisan tres países: Tailandia, Laos y Myanmar
Desde aquí, Enric Colomer, director general de la mayorista de viajes especializada en AsiaTraveldays, nos recomienda una vivencia que no le importaría repetir una y otra vez en sus viajes a Tailandia: “Navegar por el río Mekong contemplando la vida tradicional de sus gentes y la tranquilidad que se respira en cada tramo de este legendario río, fuente de vida y vía de comunicación en Asia” hasta llegar a la península de Luang Prabang, ya en Laos

Al final de esta península, y cerca del río está el templo más fotografiado, el Wat Xieng Thong. Y a dos horas de navegación río arriba quedan las cuevas de Pak Ou, esculpidas por la naturaleza en las entrañas de impresionantes rocas calizas y donde yacen centenares de estatuas doradas de Buda. El recorrido por la ciudad de Luang Prabang, declarada Patrimonio de la Humanidad, debe incluir el antiguo Palacio Real, actualmente Museo Nacional; el templo Wat Mai, conocido por sus espectaculares bajo relieves dorados; y el Wat Sensoukarahm, con una deslumbrante fachada dorada. 
Tailandia

Para lo que hay que madrugar y mucho es para, como nos sugiere Enric Colomer, asistir a “la ofrenda de alimentos a los monjes en las calles de Luang Prabang al amanecer. Una tradición budista conocida como la entrega de las almas”, donde los monjes vestidos con sus túnicas de color azafrán salen en procesión de las pagodas, un acto que rebela el carácter espiritual de estas gentes. 

Y también de lo más recomendable, la visita al templo de Wat Visoun para contemplar la famosa estupa Melón y las cascadas Kuang Si, inmersas en densos bosques y que forman unas piscinas de aguas turquesas perfectas para nadar en un día. 

Ya de regreso a Bangkok y antes de coger el avión de regreso, Enric Colomer nos da la pista para poner la guinda a este viaje por Asia: un cóctel al atardecer en una de las fabulosas terrazas de los Rooftop Bars de Bangkok observando el skyline de la ciudad y ajeno al sugerente pero permanente bullicio de sus calles. Tailandia
Cómo llegar 
Traveldays, empresa especializada en el sudeste asiático y galardonada con el prestigiosoFriends of Thailand que otorga el Ministerio de Turismo tailandés, organiza varios itinerarios esta primavera y verano que recorren los lugares más interesantes de Tailandia así como extensiones para combinar el país de la sonrisa con Laos y Camboya. Uno de 12 días de duración que recorre Bangkok - Chaing Mai - Chaing Rai - El Triángulo de Oro y las playa de Krabi en el mar de Andamán, con un precio a partir de 1.745 €; otro de 15 días que además de lo anterior, incluye una extensión para visitar los fabulosos templos de Angkor en Siem Reap - Camboya, desde 2.280 €, también se puede optar por las ciudades del norte de Tailandia con Bangkok y una extensión a la espiritual ciudad de Luang Prabang - Laos para posteriormente terminar en la maravillosa costa de islotes cársticos en Krabi - mar de Andamán, 16 días desde 2.720 €. 
Tailandia

jueves, 11 de abril de 2013

Istanbul, where history and beauty have the licence to thrill


The Blue Mosque

The Galata Bridge, linking Beyoğlu with the area that was once Constantinople, gives the visitor a sweeping view from which to understand the geography of a city that famously straddles Europe and Asia.
The medieval Galata Tower seen across the Golden Horn

Galata TowerOn this side of the Bosphorous, the European side, the Golden Horn bisects two swathes of Istanbul that have a similar feel. We visit the Asian side later and it has a distinctly different atmosphere.
The Galata Bridge is alive with activity, even at this late hour. Rows of fishermen cast off into the cavernous night while diners chatter in the restaurants that line the floor below the walkway. Space is a premium here and none is wasted.

It is a five-minute walk from where the Aya Sofya, or Hagia Sophia, rolls up to the sky in curves of masonry, a reminder of the city's chequered Byzantine past.
Across the square, the dramatic Blue Mosque, with its six minarets, calls the faithful to prayer. Tourists make their devotions, too, jaws dropping at the intricate blue Iznik tiles within.
Restaurants serve an abundance of the delicious Mediterranean dishes you might expect - creamy houmous and stuffed aubergine - while stray cats and dogs wait patiently for their share.
Istanbul is among the most populous cities in Europe and the streets are a rush of people. 
The Hagia Sophia
Once a church, then a mosque and now a museum, its scale is stupefying. For a millennium, its domed and golden interior was the largest enclosed space in the world. It is tantalising to stand where Justinian's Empress Theodora (legend has it that she was a former courtesan who rose up the ranks of the imperial court) stood watching her husband below. I found the mosaics almost meditative in their beauty, from the swathe of golden tiles adorning the entrance to the scant, surviving patches on secluded arches. Handsome architecture is not confined above ground either.

I also visited the 6th century Basilica Cistern, which once supplied fresh water to the Emperor’s palace.

Hundreds of marble columns and arches create colonnades that run off into the distance. Moody lighting catches the water, now inhabited by fish, which casts rippling shadows on the ceiling.

Basilica Cistern

You must look out for the antique Medusa and Gorgon heads at the bottom of two columns, a symbol of Christianity’s triumph over paganism. 
Back in the fresh air, on the other side of Sultanahmet Square is the former hippodrome, where Justinian slaughtered thousands of Constantinople’s residents after riots in 532 AD.
Little remains now but you can imagine chariots racing around the monuments that have remained in the centre. We make our way to the Blue Mosque and respectfully leave our shoes at the door. 
The soul sated, our minds turn again to our stomachs. It is Sunday and the nearby Spice Market is heaving with Istanbulites and visitors alike buying exotic goods such as jasmine flowers and rose oil. 
Strings of dried chilies hang like stalactites above piles of wrinkly figs and dates. Spices are mounded up in pyramids and cheery shopkeepers hand children stringy cheese.
For less edible goods, we head to the Grand Bazaar, a warren of shops selling everything from high-end jewellery to leather goods.

A room inside the palace
Lots of artifacts are on show including extravagant jewellery, beautiful clocks, weapons and the clothes of the sultans and their sons.
We pass through pavilions built to commemorate conquered territories and rooms where heirs were circumcised with great ceremony.

Yet it is the harem that we most want to see, that mysterious enclave of concubines and eunuchs that has excited the Western imagination for centuries.
Although there is little furniture to bring it to life, you can fully picture the intrigue, ambition and plotting that took place in its succession of courtyards and halls.
The sweet black tea is a tonic. As the Bosphorous washes the shore and we gaze towards the Topkapi rising out of its lush gardens and the sea of Marmara beyond, I think of James Bond on those rooftops. He's missing out. Before I forget the scene before me, I write it down...
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lunes, 8 de abril de 2013

Un crucero por las aguas del Nilo

Recordar mi crucero por el Nilo en el año 2007 me ha hecho querer revivir de nuevo esa experiencia única en mi vida. Cada parada es única para recorrer los puntos clave del país. Si alguna vez tienes la oportunidad, no lo dudes...

En busca de las leyendas de los grandes faraones nos embarcamos en un crucero por el lento fluir de este gran río -el segundo más grande del mundo, después del Amazonas- que abre una fértil brecha en pleno desierto. Pocos escenarios resultan tan sorprendentes como el que se descubre al subirse a un barco o a una de esas embarcaciones tradicionales a vela llamadas falucas y comenzar a navegar por este valle de tonalidades verdes y anaranjadas. Iniciamos nuestro recorrido en imágenes en El Cairo y hasta llegar a Abu Simbel irán asomando las pirámides de Giza,el complejo de Karnak, el templo de Luxor, el insólito de Kom Ombo o el de Edfú. Un auténtico disfrute para los apasionados a la arqueología y a la antigua civilización egipcia. 

Crucero-Nilo

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